Gonzalo Otero, una de las nuevas caras del cine fantástico de Perú, trae una película íntimamente relacionada con su tierra, con las leyendas y, por qué no, con actividades extractivas, empaquetada en el formato found footage. Un grupo de documentaristas se adentra en la selva peruana buscando captar imágenes de la minería ilegal en la zona selvática del Perú, pero terminan topándose con la deidad conocida como el Supay, que empieza a acecharlos en un paisaje tan bello como asfixiante.
El Supay es, en quechua, 'diablo' o 'sombra'. Es considerado como el señor del inframundo, y no siempre tuvo una connotación maligna. Al parecer, fueron los españoles quienes lo empujaron al lugar de villano en la tradición 'moderna'. No obstante, se lo suele representar con colmillos y cuernos, y se dice que custodia el inframundo, y el viaje de los muertos. Es esta última característica la que toma el largometraje, que nos ofrece una mirada entre salvaje y ritual de lo que este ser anda buscando.
Lo que me gustó: La fotografía. Está bellísimamente ambientada, y hace justicia a unos paisajes ancestrales y peligrosos. Algunos efectos prácticos bien logrados. El found footage BIEN expresado, sin ser cansador o confuso. La música (en el buen sentido), acompaña mucho. El idioma ayuda a sentir la película más intensa y a los personajes más solos.
Lo que no me gustó: la mezcla religiosa de las escenas finales. Tuvimos la oportunidad de charlar con el director en el BARS y nos contó cómo quiso mezclar algunos mundos que no siempre se llevan enteramente bien. La música (en el mal sentido), le resta realismo al formato found footage. Algunos efectos digitales se sienten un poco forzados, pero son los menos.
★★★★
